viernes, 6 de marzo de 2015

Consideraciones sobre 2ª lengua extranjera: francés

La LOMCE, en su preámbulo, dice: “La Ley apoya decididamente el plurilingüismo, […] y por ello apuesta decididamente por la incorporación de una segunda lengua extranjera”.
Desgraciadamente, en su articulado, deja a las administraciones autonómicas y a los centros la consideración de esas segundas lenguas extranjeras.
Ahora, cada comunidad autónoma está diseñando los currículos de Educación Secundaria y Bachillerato y, desgraciadamente, las informaciones que recibimos nos alarman porque, lejos de apostar por un modelo que incorpore de forma generalizada el aprendizaje de lenguas extranjeras, se están definiendo modelos que penalizarían gravemente a nuestros jóvenes, que no podrán competir en ese ámbito ni dentro ni fuera de nuestras fronteras con sus compañeros y competidores europeos.
La ley y las directrices europeas insisten en la necesidad de que los jóvenes europeos dominen dos lenguas, además de la o las maternas. Las perspectivas vitales y laborales de los alumnos que hoy estudian secundaria pasan, en gran medida, por estudiar, vivir y trabajar en países distintos o con compañeros de distintas nacionalidades.
A pesar de lo que puedan decir determinadas propagandas simplistas, el conocimiento de más de una lengua extranjera es imprescindible para participar en programas de formación (Erasmus +), para buscar trabajo en países donde no se habla ni en español ni en inglés (en nuestro entorno, siguen siendo mayoría), para buscar trabajo en nuestro propio país, cuya fuente principal de ingresos es el turismo, ya que todos los profesionales del sector, desde los creadores de servicios a recepcionistas o camareros necesitan hablar la lengua y conocer la cultura del cliente.
Generalizar el aprendizaje de más de una lengua extranjera es el único medio de crear la conciencia y la competencia de aprender otras.
Se nos dice en ocasiones que nuestros alumnos tienen ya bastantes dificultades con aprender la lengua materna y una extranjera. Nosotros estamos convencidos de que las capacidades de nuestros alumnos no son menores que las de otros niños o jóvenes que aprenden tres o cuatro lenguas en menos tiempo y con menos esfuerzo del que nosotros dedicamos.


Simplemente, no podemos resolver los problemas de aprendizaje de una lengua con más horas, más años y más dinero. Necesitamos planes coherentes y metodologías adecuadas. Con ello, la primera lengua extranjera se aprendería en menos tiempo y ayudaría a afianzar y mejorar el conocimiento de la lengua materna, de la misma forma que la segunda lengua extranjera completaría y afirmaría el conocimiento de las dos primeras, además de abrir el camino hacia nuevas adquisiciones lingüísticas y de todo tipo.